«Los amantes fervientes y los sabios austeros adoran por igual, en su estación madura, al orgullo de casa, la fuerza y la dulzura de los gatos, tal ellos sedentarios, frioleros.»   Charles Baudelaire

 Hacía tiempo que los transhumanistas cruzaron el límite de lo humanamente ético

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El Gato Gómez

cuando hicieron las primeras experimentaciones de mapeo cerebral en animales, con el objetivo de encontrar una forma de incrementar su actividad cognitiva. Las réplicas guardadas en los almacenes de información hicieron algunos notables progresos en una amplia gama de destrezas racionales. Luego esa actividad psíquica fue reimplantada nuevamente a sus cerebros biológicos. Desarrollando en ellos algunas cualidades desconocidas hasta entonces.

El profesor Herman Hollerith experimentaba con gatos almacenando en su computador llamado Hex toda su actividad cerebral. Su laboratorio mantenía cerca de un centenar, a los cuales incrementó sus destrezas intelectuales al punto de desarrollar en ellos extraños poderes psíquicos. Observó una noche un fenómeno telequinético. Hex, la inteligencia artificial, medía los campos energéticos mentales de unos de sus felinos, comparándolos con los de su amiga Hypoxia, conectada a la máquina de mapeo cerebral, cuando los electrodos volaron hacía todas las direcciones.  Las jaulas de los animales se abrieron dejando atónito al profesor que cayó sobre sus espaldas. Su amiga, artista del performance y modelo gótica, había quedado conectada a la máquina cerebral unos cuantos segundos, antes de desconectarse flotando fuera del cilindro donde yacía.

—¿Hypoxia, te encuentras bien?  —exclamó Hollerith desde el suelo.

—Soy un nuevo ser —contestó con una candidez gatuna en su blanco rostro; sus ojos felinos y azulados parecían hablar telepáticamente a un cortejo de gatos que se extendían alrededor de su semidesnudo cuerpo—. Soy Hex Hypoxia, el gran espíritu felino… la personificación de la voluptuosidad —su voz se expandió por todo el laboratorio haciendo hablar a los gatos a través de su mente. Entonces, Hollerith horrorizado, supo que un nuevo tipo de inteligencia artificial  había traspasado el umbral de la máquina.

 

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