Una aventura de espada y brujería

Era la vigesimoprimera vez que había fallado en el combate cuando me di cuenta del error. Soy Don Quijote T-78: el último de una larga serie de quijotes que trataron de resolver ciento de veces el misterio. Todos fueron desechados, y era el destino que

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Don Quixote By Patricio Clarey

seguro compartiría si no lograba cruzar el umbral. Sólo quedaba una vida en mi secuencia vital; después, iría a inmolación.

Esa noche fui conectado nuevamente a aquella historia reproducida de un pasado literario; de cuando el hombre se entretenía recreando las ideas en la imaginación.Las máquinas se encargaban ahora de la parte vivificadora de la fantasía: los neo-hombres habíamos perdido esa capacidad miles de años atrás. Estamos diseñados desde Uterox para vivir estás historias, que son las vidas para la cual nacimos. Me di cuenta mientras cabalgaba sobre Rocinante que en mi peto, como en ocasiones anteriores, había aparecido una imagen acompañada por mi número de vidas.  Esta vez la imagen veintidós mostraba una especie de bufón con un nombre: Le Mat. Con ella, un ingenio desconocido despertó en mi mente. Como si el destino estuviera a mi favor con una idea. Detrás de mí, Sancho Panza y su misma perorata:

—Mire vuestra merced, aquello que veis ahí son… —detuve su discurso haciéndolo poner un dedo sobre la imagen. Y toda su ilusión y locura se desvaneció.

Al fin, ambos vimos juntos como aquellos gigantes batían en mortal desafío sus brazos a los cuales nuestras lanzas y espadas llegaron a destruir de un tajo.  El hechicero Frestón en esta ocasión no llegó a hipnotizarnos con la magia de los molinos.  Nuestras espadas se batieron entre encantadores y secuestradores de princesas, caballeros y toda  oscura abominación. Me honra la vida de caballero al lado de mi Amada Dulcinea del Toboso después de matar con el filo de mi espada a Frestón  y al dragón, quien había sumido a mi amigo Sancho en una extraña locura llamada realidad.

Fin