¡Cuánto tiempo hemos esperado esta película! Nosotros, los oprimidos por la tiranía del cielo; nosotros, que hemos sido abandonados hace tiempo en calidad de huérfanos celestiales. Sí, hoy veremos arder el cielo con el fragor de nuestros misiles. —Tronó una voz en el campo de batalla. Los Ángeles surcaban el viento cercenando algunas cabezas humanas como si fuese el día del juicio final. Relámpagos, rayos y truenos combatían como auxiliares del cielo; las fuerzas meteorológicas no respondían a las máquinas de los hombres que habían llegado a controlar el clima, hace algunas centurias atrás; pero todo el arsenal mundial se levantó en contra de aquel trono que había permanecido invisible hacía ya muchas plegarias.
—¡Liberemos nuestros monstruos! —Rugió un general, sacando un artefacto proyector de pesadillas del cual se cristalizaron toda clase de espectros: zombies, ninjas, hombres lobos; pulpos gigantes, en fin, toda clase de vejaciones consagradas al cielo. Especies de Jason y Freddy Krueger hicieron caer en batalla a muchos Ángeles. Los tentáculos de los pulpos intentaban en las alturas arrancar de los cielos los tronos de los querubines.
—¡Es hora de un escarmiento mayor! —Bramó un arcángel, abriendo la puerta de los espacios interestelares; a través de la cual pasaron sus ayudantes apocalípticos: una flotilla de ovnis con armas fulminantes que enseguida arremetió contra los tentáculos que causaban estragos en la Mansión Celestial. Algunos tronos cayeron sobre la cabeza de pelotones humanos, que ardieron bajo ellos igual a chispas infernales. Y como si fuera poco, algunos huevos se incubaban velozmente dentro de las naves interestelares, que rápido lo descargaron sobre la tierra, engendrando peligrosos alienígenas los cuales en cuestión de días, habían mermado la clase guerrera terrestre, que en menos de una semana, ya había desistido de su bélica vanidad… Entonces el cielo, regresó a su lejanía.