La puerta

DALL·E 2023-02-23 23.46.08 - A mysterious door like Lovecraft style yogsothothLucy Qin vio la puerta a través de sus experiencias de arqueología psíquica. Ella exploraba —con su mente conectada a las secuencias cuánticas de los satélites de expansión mental—, la naturaleza de la puerta. Buscaba una manera de trasgredir la realidad. Estudiaba las múltiples formas en que los antiguos humanos llamaron a la puerta. Pensaba que en el subconsciente, en el llamado mundo de los sueños, se encontraba la llave que permitiría acceder a ella. Allí, presente, pasado y futuro se encuentran interconectados, así como sus posibles variaciones y duplicados. Había estado obsesionada con Yog-Sothoth desde que conoció la historia del Necronomicón. Una tarde, logró obtener en un sueño la llave de plata, viendo atónita en el umbral del sueño como aparecía Umr At-Tawil, el avatar. Este le permitió el paso hasta la última puerta, donde se encontraban todos los secretos del universo; donde yacía incomprendido Yog-Sothoth. Escuchó con algo de espanto las flautas de Azathoth, el dios informe. Allí se le concedió la dicha de viajar por las dimensiones y las edades pretéritas. Al fin, debido a su sed de conocimiento y la tardanza en las dimensiones, las puertas de Yog-Sothoth se cerraron tras de sí como malévolas fauces, dejándola atrapada en un universo paralelo. Trascurrieron algunos años desde su desaparición, hasta que sucedió el extraño contacto.

«¡Ayuda! ¡Ayuda!, soy Lucy», surgió una frecuencia de radio con voz femenina desde un viejo satélite en desuso que se había activado misteriosamente. Algunos científicos creyeron que había sido hackeado con radiofrecuencias, quizás por alguna inteligencia alienígena. Este hacía tiempo que orbitaba la tierra como basura estelar. La voz Insistía. Movía sus ondas mentales a través de Yog-Sothoth: «Hola Tierra, soy Lucy… Estoy atrapada en un universo paralelo, si conectan esta frecuencia a los satélites de expansión mental, podré acceder a la llave y abrir la puerta.  Regresaré. Si tengo éxito, las puertas del Espacio Tiempo no serán más un misterio… ¡Logré hackear el universo!»

Fin

La mano de gloria

manodelagloriaYacían los libros como enigmas sombríos sobre la mesa de estudio del doctor Díaz. La amarillez de sus páginas hacía juego con el paisaje claroscuro que derramaba en la habitación un candelabro de siete velas.  El doctor había dedicado gran parte de su vida a estudiar los grimorios y sus orígenes, que supo estaban ligados a la misma iglesia. El pequeño Alberto, la Clavícula de Salomón, un tomo del Diccionario Infernal de Collin de Plancy, y una primera edición del Libro de San Cipriano —el cual estudiaba— se encontraban abiertos sobre la mesa. Debajo del candelabro, en una especie de pódium pequeño, se hallaba la Mano de Gloria que tanto ansiaba Adrián. Este, junto a su compañero, forzó la puerta de la casa del doctor mientras no se encontraba. Penetraron al estudio, iluminado solo por velas y velones. La luz eléctrica quedaba tras la puerta del estudio. Adrián y su amigo eran aficionados a los misterios; habían escuchado rumores de que el antropólogo y profesor Eladio Díaz, era poseedor de un extraño artefacto mágico.

—¿Es esa cosa?  ¿Es esa la mano que dices? —preguntó el amigo, vacilante, señalando la mano disecada con un temor que se acrecentaba bajo la luz de las velas.

 —Sí, es la Mano de Gloria. La mano mágica izquierda de un ahorcado. Vamos… tomémosla. Tendremos la facultad de paralizar cualquier ser humano. Ella es un receptáculo del deseo del hombre de dominar las fuerzas de la naturaleza.

En ese instante, de las sombras apareció el doctor. Siguió las siluetas de los muchachos que ya tenían consigo la Mano de Gloria. «¡No lo hagan!», exclamó, «es peligroso».  Estos encendieron los dedos de la mano intentando detener al doctor, y la colocaron sobre la mesa. En el acto, todos quedaron paralizados ante el efecto de su hechizo, menos el candelabro, que se desplomó caprichosamente sobre los libros. Estos ardieron lentamente, propagando el fuego por toda la habitación. Al día siguiente, los bomberos encontraron una mano disecada intacta, en medio de tres cuerpos carbonizados.

Fin