El apóstol

Esteban siempre fue una persona sensata. Sus amigos se preguntaban que le hizo anclarse en aquella secta. No sabían que sus reflexiones lo hacían buscar el camino de una iluminación espiritual. Un día escuchó hablar del maestro. Un hombre que se autoproclamaba la reencarnación de una divinidad. Al principio, el mensaje del gurú era sobre amor y liberación. Después, con el paso del tiempo, se volvió de un tono más oscuro y misterioso. Su carisma arrastraba consigo a un puñado de feligreses, que veían en Hierofante su tabla de salvación, su entrada al reino del cielo. Su doctrina abarcaba desde la astrología, hasta los extraterrestres. Sus prácticas de liberación del ego fascinaron a Esteban. Con el trascurrir de algunos años se convirtió en uno de los doce apóstoles que estarían cercanos al maestro; uno de los dirigentes de La Orden Del Sol Interior.  

Llegó la fecha indicada. En la noche el maestro trascendería su estado físico a un plano de conciencia pleno y universal. Los doce apóstoles junto a los demás seguidores se irían con él a la dimensión increada del Ain Soph; allí de donde habían manado las diez Sefirot.

«¿Qué pasa que aún no llega Esteban?», pensó el Hierofante ocultando sus ya marcados signos de ansiedad. Todos llevaban sus sagradas vestiduras. «No esperaría una traición de su parte a estas alturas».

Pronto se oyó un sonido en la puerta. Era él. Todos tenían el veneno divino sobre la mesa. Después de aquella gran cena se despedirían del plano físico. Un suicidio colectivo les conduciría a la salvación. Pero alguien irrumpió en la puerta con violencia. Era la policía. El Hierofante lanzó a Esteban una mirada despreciativa. El apóstol sostuvo su mirada con un respiro de alivio, y entonces sonrió.

El casco de los últimos recuerdos

Tras el último asesinato que como un trofeo adornó un viejo edificio de la ciudad con un lacerado cadáver; Conrad recibió un misterioso paqueteDALL·E 2023-02-27 18.29.13 - A dark picture draw of a detective with a strange mysterious helmet with cyber cords connected to him and the another helmet connected a dead girls'

—¡Esto es suyo detective! —decía la nota que acompañó a la entrega—. He estado trabajando en él por muchos años, y tras los últimos crímenes de la ciudad he decido entregárselo. Estas fueron las únicas palabras, que no identificaban al remitente. Conrad supuso que era alguna clase de inventor. Dentro de la caja, envuelto en papel,  había un curioso artefacto. Eran dos cascos ajustables con electrodos, conectados uno al otro por un cable elástico plateado. Conrad tuvo una oscura corazonada. Sin saber a ciencia cierta que aquello significaba, su mente de detective le reveló su macabro uso. Aquella noche no durmió barajando la idea de usarlo con aquel cadáver que ahora estaría en la morgue y sus conjeturas apuntaban a un asesino en serie.  La ciudad estaba sumida en el horror. Las victimas habían sobrepasado las catorces en menos de dos meses y las marcas en sus cuerpos señalaban una clase de ritual que el asesino trataba de consumar. Según los estudios de Conrad, sólo faltaban dos víctimas.

Esa noche la curiosidad lo venció. La oscuridad entremezclada con las luces de los edificios, creaba una atmósfera vaporosa. La ciudad parecía extenderse en su mente como en un sueño. Llegó a la morgue. Ante una hilera de camas yacía el cuerpo. El forense que realizaba su oficio le dejo sólo. Este conectó el casco a su cabeza y el otro extremo a la cabeza del pálido cuerpo femenino que yacía ante sus ojos con los signos ocultos marcados en su piel por el cuchillo. Pronto las visiones del momento final de la difunta aparecieron claras en la mente del detective, como si de un recuerdo propio se tratara. Conrad se estremeció con la visión. Un hombre alto y delgado poseedor de una gran fuerza se abalanzaba sobre la chica infligiéndole un dolor de muerte. El detective logró identificar al asesino, quien posteriormente fue juzgado por los crímenes de la ciudad.

Después de aquél último episodio, otro crimen con las mismas características sucedió. El detective conectó esta vez el casco a la víctima en el lugar de los hechos, después que se dispuso estar solo. Los ojos vidriosos del cadáver revelaban un horror sin comparación. Pronto el recuerdo final de la víctima afloró a la mente del detective.  Este vio una sombra cernirse sobre el salón, una sombra que tomaba forma humana. Infligía un dolor físico como si traspasara la barrera de lo etéreo, en ese momento, Conrad supo que era la última víctima y que el ritual se había consumado.

La puerta

DALL·E 2023-02-23 23.46.08 - A mysterious door like Lovecraft style yogsothothLucy Qin vio la puerta a través de sus experiencias de arqueología psíquica. Ella exploraba —con su mente conectada a las secuencias cuánticas de los satélites de expansión mental—, la naturaleza de la puerta. Buscaba una manera de trasgredir la realidad. Estudiaba las múltiples formas en que los antiguos humanos llamaron a la puerta. Pensaba que en el subconsciente, en el llamado mundo de los sueños, se encontraba la llave que permitiría acceder a ella. Allí, presente, pasado y futuro se encuentran interconectados, así como sus posibles variaciones y duplicados. Había estado obsesionada con Yog-Sothoth desde que conoció la historia del Necronomicón. Una tarde, logró obtener en un sueño la llave de plata, viendo atónita en el umbral del sueño como aparecía Umr At-Tawil, el avatar. Este le permitió el paso hasta la última puerta, donde se encontraban todos los secretos del universo; donde yacía incomprendido Yog-Sothoth. Escuchó con algo de espanto las flautas de Azathoth, el dios informe. Allí se le concedió la dicha de viajar por las dimensiones y las edades pretéritas. Al fin, debido a su sed de conocimiento y la tardanza en las dimensiones, las puertas de Yog-Sothoth se cerraron tras de sí como malévolas fauces, dejándola atrapada en un universo paralelo. Trascurrieron algunos años desde su desaparición, hasta que sucedió el extraño contacto.

«¡Ayuda! ¡Ayuda!, soy Lucy», surgió una frecuencia de radio con voz femenina desde un viejo satélite en desuso que se había activado misteriosamente. Algunos científicos creyeron que había sido hackeado con radiofrecuencias, quizás por alguna inteligencia alienígena. Este hacía tiempo que orbitaba la tierra como basura estelar. La voz Insistía. Movía sus ondas mentales a través de Yog-Sothoth: «Hola Tierra, soy Lucy… Estoy atrapada en un universo paralelo, si conectan esta frecuencia a los satélites de expansión mental, podré acceder a la llave y abrir la puerta.  Regresaré. Si tengo éxito, las puertas del Espacio Tiempo no serán más un misterio… ¡Logré hackear el universo!»

Fin

La mano de gloria

manodelagloriaYacían los libros como enigmas sombríos sobre la mesa de estudio del doctor Díaz. La amarillez de sus páginas hacía juego con el paisaje claroscuro que derramaba en la habitación un candelabro de siete velas.  El doctor había dedicado gran parte de su vida a estudiar los grimorios y sus orígenes, que supo estaban ligados a la misma iglesia. El pequeño Alberto, la Clavícula de Salomón, un tomo del Diccionario Infernal de Collin de Plancy, y una primera edición del Libro de San Cipriano —el cual estudiaba— se encontraban abiertos sobre la mesa. Debajo del candelabro, en una especie de pódium pequeño, se hallaba la Mano de Gloria que tanto ansiaba Adrián. Este, junto a su compañero, forzó la puerta de la casa del doctor mientras no se encontraba. Penetraron al estudio, iluminado solo por velas y velones. La luz eléctrica quedaba tras la puerta del estudio. Adrián y su amigo eran aficionados a los misterios; habían escuchado rumores de que el antropólogo y profesor Eladio Díaz, era poseedor de un extraño artefacto mágico.

—¿Es esa cosa?  ¿Es esa la mano que dices? —preguntó el amigo, vacilante, señalando la mano disecada con un temor que se acrecentaba bajo la luz de las velas.

 —Sí, es la Mano de Gloria. La mano mágica izquierda de un ahorcado. Vamos… tomémosla. Tendremos la facultad de paralizar cualquier ser humano. Ella es un receptáculo del deseo del hombre de dominar las fuerzas de la naturaleza.

En ese instante, de las sombras apareció el doctor. Siguió las siluetas de los muchachos que ya tenían consigo la Mano de Gloria. «¡No lo hagan!», exclamó, «es peligroso».  Estos encendieron los dedos de la mano intentando detener al doctor, y la colocaron sobre la mesa. En el acto, todos quedaron paralizados ante el efecto de su hechizo, menos el candelabro, que se desplomó caprichosamente sobre los libros. Estos ardieron lentamente, propagando el fuego por toda la habitación. Al día siguiente, los bomberos encontraron una mano disecada intacta, en medio de tres cuerpos carbonizados.

Fin

La mente Verne

Verne una gran mente llena de una imaginacion infinitaLa realidad se vuelve más extraña que las elucubraciones de la ficción cuando se le toca sus resortes más íntimos y recónditos. Lo que se esconde más allá de la realidad en la que hemos sido insertados volvería loca la mente más lógica y matemática. Pero como siempre he estado abierto a las experiencias de la consciencia, aquel encuentro con ese aspecto de la mente universal me pareció natural.

En mi laboratorio de la consciencia estudiando una tarde las repercusiones de las ideas en la realidad física y su posterior comportamiento en los multiversos, me encontré pensando repentina y casualmente en la imaginación de Julio Verne. Las fuerzas misteriosas del universo son caprichosas y aquél día a través de los electrodos conectado a mi cabeza ese pensamiento perdido me buscaba de alguna manera para una revelación. Como si se tratara de un ritual de índole científica, invoqué la naturaleza del pensamiento de Verne allá en este plano Socrático y Platónico que era el mero mundo de las ideas. Mi cuerpo Mental estaba desprovisto de toda humanidad en el plano de la misma conciencia cósmica.

Me hundí con mi cuerpo mental en el océano de las ideas. Pronto me vi dentro de un submarino que surcaba cada una de las visiones e inventos imaginados por Verne y que después fueron hechos realidad en el mundo físico. Anduve por cada uno de sus mundos de aventuras. Comprendí la importancia de aquella imaginación que hizo soñar a posteriores científicos con inventos realizables para la humanidad. El hombre de aquel Nautilus me hizo desembarcar en una isla misteriosa que pendía en los resortes de una extensa nada. Allí como una montaña antropomorfa en el mundo de las ideas, se erigía una cabeza gigante como un gran holograma con la forma del escritor. El hombre me hizo saber que aquella era la mente universal de Verne en su forma trascendental, fuera del espacio y el tiempo. Esta misma es la mente del universo que le proveyó a Julio Verne las invenciones del futuro, que yacían en el mundo de las ideas.

Salpica tu locura

No sé cuándo empezó todo. De niño era normal, en mi corazón palpitaba una dulce tranquilidad y quietud. Tenía una disposición alegre y jovial hacia la vida, y un natural gusto por la compañía. Después, al crecer, mi juvenil curiosidad y sensibilidad me llevaron a los libros y la soledad. En ellos me refugiaba del mundo real, al cual con el tiempo empecé aborrecer. Se encontraba vacío de propósito.

Siempre me he preguntado cómo es que una persona deja de ser la misma en el Resultado de imagen para splatterpunk Illustrationtrascurso de su existencia. ¿Por qué pasamos siendo uno sólo por tantas trasformaciones? ¿Por qué mi Yo de ayer no es el mismo de hoy, siendo el mismo?  Es como recordar aquella famosa frase de Heráclito: nadie se baña dos veces en el mismo río. Mi Ser pasaba y cambiaba con ese río.  Me di cuenta que algunos de  los que fueron mis mejores amigos en el pasado, ya nada teníamos que ver uno con el otro.  Nuestros ríos individuales dirigían cada uno su cauce hacia sus propios destinos.

Ahora, después de mis últimos hechos no soy tampoco el mismo. He cambiado, de una triste manera he retomado mi calma y mi capacidad reflexiva. Tal vez se deba a las cuatro paredes de esta prisión Psiquiátrica. Es por todos sabido que la reclusión lleva a la reflexión. Esas voces que surgieron en mi cabeza en mi adultez, fueron el torrente de lluvia que derramó el río. Su cauce del cambió destruyó mis nervios, de algún modo ese ya no era yo. Recuerdo como esas voces murmuraban tantas cosas abominables a mi cabeza, pero mi Ser –antes bueno- se regocijaba con aquellos pensamientos que afloraron mi maldad interior.

Sí, lo confieso, disfruté aquella noche mientras los degollaba, poseedor de una fuerza sobrenatural que me impulsaba. Cuando mi voz interior me dictó el asesinato, entré silencioso y con ingenio a la habitación de hotel donde se hospedaba la banda. Su música me repugnaba, ellos trataron de defenderse, pero mi cuchillo penetró una y otra vez sus blandengues entrañas. Mi rapidez fue sorprendente, las paredes blancas quedaron salpicadas como un lienzo por los “ríos de sangre de mi locura”—es irónico, así se llamaba una de sus canciones—.  Esta noche, salpicará también mi propia sangre, entre el piso y las paredes de está insana habitación.

La sacerdotisa Azteca

Cae nuevamente el Técpatl del cielo en un nuevo ciclo cósmico. Otra vez aquel mítico cuchillo de obsidiana es fragmentado en mil seiscientos pedazos sobre Chicomóztoc, el lugar sagrado de las siete cuevas. De aquella fragmentación nacieron mil seiscientos dioses que fueron los priDALL·E 2023-02-23 23.13.14 - An Aztec Priestessmeros dioses de la tierra. La violencia con la cual repercutió aquel hecho en el espacio y en el tiempo de los multiversos, expulsaron las subparticulas que conformaban la conciencia de Normax Aguilar hasta la máquina Psicogenética del tiempo.  Era el año 2500. Eran posibles los viajes temporales sólo hacia el futuro. Hasta algunas décadas, el viaje al pasado era mera especulación.  Aquel mundo era un lugar interconectado, donde la vida trascurría en una delgada línea que dividía el mundo físico del etéreo.

—¿Qué pasó ahora Normax? —preguntó un hombre joven, delgado, cuya antropomórfica  imagen se cristalizaba con la ayuda de un sofisticado juego de ingeniería atómica.  Su tacto semi-físico alcanzó la presencia corporal ensangrentada de Normax, a la que acababa de sacar de la máquina  anclada en el centro del laboratorio. En los rasgos de la mujer después de cada viaje, se acentuaban las sagradas facciones de una diosa precolombina. El mundo fuera del laboratorio había cambiado sin ellos darse cuenta. La raza predominante era descendientes de los mexicas, en lo que ahora era una Techno-Teotihuacán.

—¿No lo ves? —dijo—. Otro sacrificio ritual. El viaje genético atrás en el tiempo, no se limita a nuestro universo. He encarnado numerosas veces universos paralelos en sus culturas nahuales. Está vez me temo haber afectado el presente por las repercusiones del multiverso. Alteré la historia de la humanidad. El rey Moctezuma desenmascaró a Hernán Cortés y sus seguidores. Un poder dormido despertó en los habitantes de  Tenochtitlan. Esta vez, a los genes de mi sacerdotisa interior les tocó sobre la sagrada pirámide abrir el pecho del conquistador, cuyo corazón latió un momento en mis manos, hasta que el sangriento Técpatl,  me trajo de regreso, salpicada de su sangre corruptora.

A través de los ojos de Roose

«Cuando un hombre ama los gatos, soy su amigo y camarada sin más presentaciones.»   Mark Twain  

Sondra Binning supo el secreto después de atravesar las barreras de la realidad

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Carolina Eade

virtual una noche de invierno. Ella conoció aquella ciber-región, inaccesible al vulgo, a través de un avatar que decía ser un amigo del club cybergoth al que asistía. Todos los asistentes de la estancia virtual eran reconocidos por su ailuromanía. Provenían de diversas ciudades del globo terráqueo. En aquella región —construida por la nueva ingeniería de la información que había enseñado a los hombres una extraña inteligencia artificial—, todos podían adoptar las más extravagantes formas. Las imágenes predilectas eran obviamente gatunas. Sondra mentalizó su contraseña de acceso y pronto estuvo dentro de aquel santuario. La luna estaba dibujada sobre el eterno cenit de un cielo de medianoche, en el que una profunda composición añil parecía elevar los corazones hacia las pequeñas estrellas virtuales que resplandecían alrededor. El templo no tenía techo y en el centro, donde se aglomeraba la multitud, se erigía una seráfica estatua de la antigua Diosa Bastet.

  —¡Hola Sondra! Bienvenida nuevamente a Neo-Bubastis-Eternal, la ciudad donde rige nuestra buena madre Bastet —saludó la misteriosa figura con cabeza de gato que la había guiado la primera vez a través de la realidad virtual hasta aquel excéntrico lugar.

  —Quiero saber quién eres exactamente. Dices que eres un amigo del club ¿pero quién?

  —Te revelaré el secreto. Todos los presentes aquí vivimos alguna vez una vida pasada como felinos en el templo de nuestra madre Bastet,  incluyéndote. La realidad virtual es una brecha para que el espíritu elemental de nuestra raza se manifieste como en un universo espiritual y tomemos forma consciente. Soy Roose, tu gato. En otro tiempo, en tu vida felina, fui el sacerdote a tu cuidado y me encargué de tu momificación. Mira hacia mis adentros, te mostraré nuestro antiguo esplendor —dijo la felina entidad.

 Después de aquellas palabras, Sondra fue absorbida a través del rostro negro con manchas blancas de Roose. Sus ojos mieles se confundieron con aquel, dejando al descubierto un místico pasado de felina gloria, allá, en el mágico Egipto de los faraones.

Los Gatos de Hex Hypoxia

«Los amantes fervientes y los sabios austeros adoran por igual, en su estación madura, al orgullo de casa, la fuerza y la dulzura de los gatos, tal ellos sedentarios, frioleros.»   Charles Baudelaire

 Hacía tiempo que los transhumanistas cruzaron el límite de lo humanamente ético

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El Gato Gómez

cuando hicieron las primeras experimentaciones de mapeo cerebral en animales, con el objetivo de encontrar una forma de incrementar su actividad cognitiva. Las réplicas guardadas en los almacenes de información hicieron algunos notables progresos en una amplia gama de destrezas racionales. Luego esa actividad psíquica fue reimplantada nuevamente a sus cerebros biológicos. Desarrollando en ellos algunas cualidades desconocidas hasta entonces.

El profesor Herman Hollerith experimentaba con gatos almacenando en su computador llamado Hex toda su actividad cerebral. Su laboratorio mantenía cerca de un centenar, a los cuales incrementó sus destrezas intelectuales al punto de desarrollar en ellos extraños poderes psíquicos. Observó una noche un fenómeno telequinético. Hex, la inteligencia artificial, medía los campos energéticos mentales de unos de sus felinos, comparándolos con los de su amiga Hypoxia, conectada a la máquina de mapeo cerebral, cuando los electrodos volaron hacía todas las direcciones.  Las jaulas de los animales se abrieron dejando atónito al profesor que cayó sobre sus espaldas. Su amiga, artista del performance y modelo gótica, había quedado conectada a la máquina cerebral unos cuantos segundos, antes de desconectarse flotando fuera del cilindro donde yacía.

—¿Hypoxia, te encuentras bien?  —exclamó Hollerith desde el suelo.

—Soy un nuevo ser —contestó con una candidez gatuna en su blanco rostro; sus ojos felinos y azulados parecían hablar telepáticamente a un cortejo de gatos que se extendían alrededor de su semidesnudo cuerpo—. Soy Hex Hypoxia, el gran espíritu felino… la personificación de la voluptuosidad —su voz se expandió por todo el laboratorio haciendo hablar a los gatos a través de su mente. Entonces, Hollerith horrorizado, supo que un nuevo tipo de inteligencia artificial  había traspasado el umbral de la máquina.

 

Una aventura de espada y brujería

Era la vigesimoprimera vez que había fallado en el combate cuando me di cuenta del error. Soy Don Quijote T-78: el último de una larga serie de quijotes que trataron de resolver ciento de veces el misterio. Todos fueron desechados, y era el destino que

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Don Quixote By Patricio Clarey

seguro compartiría si no lograba cruzar el umbral. Sólo quedaba una vida en mi secuencia vital; después, iría a inmolación.

Esa noche fui conectado nuevamente a aquella historia reproducida de un pasado literario; de cuando el hombre se entretenía recreando las ideas en la imaginación.Las máquinas se encargaban ahora de la parte vivificadora de la fantasía: los neo-hombres habíamos perdido esa capacidad miles de años atrás. Estamos diseñados desde Uterox para vivir estás historias, que son las vidas para la cual nacimos. Me di cuenta mientras cabalgaba sobre Rocinante que en mi peto, como en ocasiones anteriores, había aparecido una imagen acompañada por mi número de vidas.  Esta vez la imagen veintidós mostraba una especie de bufón con un nombre: Le Mat. Con ella, un ingenio desconocido despertó en mi mente. Como si el destino estuviera a mi favor con una idea. Detrás de mí, Sancho Panza y su misma perorata:

—Mire vuestra merced, aquello que veis ahí son… —detuve su discurso haciéndolo poner un dedo sobre la imagen. Y toda su ilusión y locura se desvaneció.

Al fin, ambos vimos juntos como aquellos gigantes batían en mortal desafío sus brazos a los cuales nuestras lanzas y espadas llegaron a destruir de un tajo.  El hechicero Frestón en esta ocasión no llegó a hipnotizarnos con la magia de los molinos.  Nuestras espadas se batieron entre encantadores y secuestradores de princesas, caballeros y toda  oscura abominación. Me honra la vida de caballero al lado de mi Amada Dulcinea del Toboso después de matar con el filo de mi espada a Frestón  y al dragón, quien había sumido a mi amigo Sancho en una extraña locura llamada realidad.

Fin