A través de los ojos de Roose

«Cuando un hombre ama los gatos, soy su amigo y camarada sin más presentaciones.»   Mark Twain  

Sondra Binning supo el secreto después de atravesar las barreras de la realidad

Resultado de imagen para bastet goddess art cyberpunk
Carolina Eade

virtual una noche de invierno. Ella conoció aquella ciber-región, inaccesible al vulgo, a través de un avatar que decía ser un amigo del club cybergoth al que asistía. Todos los asistentes de la estancia virtual eran reconocidos por su ailuromanía. Provenían de diversas ciudades del globo terráqueo. En aquella región —construida por la nueva ingeniería de la información que había enseñado a los hombres una extraña inteligencia artificial—, todos podían adoptar las más extravagantes formas. Las imágenes predilectas eran obviamente gatunas. Sondra mentalizó su contraseña de acceso y pronto estuvo dentro de aquel santuario. La luna estaba dibujada sobre el eterno cenit de un cielo de medianoche, en el que una profunda composición añil parecía elevar los corazones hacia las pequeñas estrellas virtuales que resplandecían alrededor. El templo no tenía techo y en el centro, donde se aglomeraba la multitud, se erigía una seráfica estatua de la antigua Diosa Bastet.

  —¡Hola Sondra! Bienvenida nuevamente a Neo-Bubastis-Eternal, la ciudad donde rige nuestra buena madre Bastet —saludó la misteriosa figura con cabeza de gato que la había guiado la primera vez a través de la realidad virtual hasta aquel excéntrico lugar.

  —Quiero saber quién eres exactamente. Dices que eres un amigo del club ¿pero quién?

  —Te revelaré el secreto. Todos los presentes aquí vivimos alguna vez una vida pasada como felinos en el templo de nuestra madre Bastet,  incluyéndote. La realidad virtual es una brecha para que el espíritu elemental de nuestra raza se manifieste como en un universo espiritual y tomemos forma consciente. Soy Roose, tu gato. En otro tiempo, en tu vida felina, fui el sacerdote a tu cuidado y me encargué de tu momificación. Mira hacia mis adentros, te mostraré nuestro antiguo esplendor —dijo la felina entidad.

 Después de aquellas palabras, Sondra fue absorbida a través del rostro negro con manchas blancas de Roose. Sus ojos mieles se confundieron con aquel, dejando al descubierto un místico pasado de felina gloria, allá, en el mágico Egipto de los faraones.

Los Gatos de Hex Hypoxia

«Los amantes fervientes y los sabios austeros adoran por igual, en su estación madura, al orgullo de casa, la fuerza y la dulzura de los gatos, tal ellos sedentarios, frioleros.»   Charles Baudelaire

 Hacía tiempo que los transhumanistas cruzaron el límite de lo humanamente ético

Imagen relacionada
El Gato Gómez

cuando hicieron las primeras experimentaciones de mapeo cerebral en animales, con el objetivo de encontrar una forma de incrementar su actividad cognitiva. Las réplicas guardadas en los almacenes de información hicieron algunos notables progresos en una amplia gama de destrezas racionales. Luego esa actividad psíquica fue reimplantada nuevamente a sus cerebros biológicos. Desarrollando en ellos algunas cualidades desconocidas hasta entonces.

El profesor Herman Hollerith experimentaba con gatos almacenando en su computador llamado Hex toda su actividad cerebral. Su laboratorio mantenía cerca de un centenar, a los cuales incrementó sus destrezas intelectuales al punto de desarrollar en ellos extraños poderes psíquicos. Observó una noche un fenómeno telequinético. Hex, la inteligencia artificial, medía los campos energéticos mentales de unos de sus felinos, comparándolos con los de su amiga Hypoxia, conectada a la máquina de mapeo cerebral, cuando los electrodos volaron hacía todas las direcciones.  Las jaulas de los animales se abrieron dejando atónito al profesor que cayó sobre sus espaldas. Su amiga, artista del performance y modelo gótica, había quedado conectada a la máquina cerebral unos cuantos segundos, antes de desconectarse flotando fuera del cilindro donde yacía.

—¿Hypoxia, te encuentras bien?  —exclamó Hollerith desde el suelo.

—Soy un nuevo ser —contestó con una candidez gatuna en su blanco rostro; sus ojos felinos y azulados parecían hablar telepáticamente a un cortejo de gatos que se extendían alrededor de su semidesnudo cuerpo—. Soy Hex Hypoxia, el gran espíritu felino… la personificación de la voluptuosidad —su voz se expandió por todo el laboratorio haciendo hablar a los gatos a través de su mente. Entonces, Hollerith horrorizado, supo que un nuevo tipo de inteligencia artificial  había traspasado el umbral de la máquina.